jueves, 30 de mayo de 2013

Mordiscos mentolados

Todos los derechos son de (@Niall_Boswell)
- ¿Te ha comido la sinhueso la lechuza? -Bromea Gwendolyn, paseando con tranquilidad por el Callejón Diagon con las manos guardadas en los bolsillos, moviéndolas en el interior. Se deja abrazar por la noche, andando junto a él.

Nefarus la mira con detenimiento sin dejar de caminar y le saca la lengua. Ríe por el ridículo gesto, tan impropio de él.

- ¿Me has sacado la lengua? -Le mira asombrada y se pone delante de él, caminando hacia atrás mientras habla. Finalmente se detiene y ladea la cabeza, carcajeándose incrédula.

- ¿Es que no ves bien? Te estás haciendo demasiado mayor... -Responde él, manteniéndose aparentemente serio.

La mujer sigue riendo y se acerca, alzándose sobre las puntas de los pies para poder abrazarle del cuello.

- Vuelve a sacarla a ver... -Le reta, susurrándole en los labios.

- ¿Para qué? -Pregunta él con una sonrisa pilla. Acerca la nariz a la ajena haciendo que se rocen un instante mientras rodeo su cintura.

- ¿No te atreves a comprobarlo? -Comenta, divertida, bajando las manos a su espalda con lentitud y disfrutando de su cercanía.

El artesano abre los dientes dejando escapar la lengua entre ellos, expectante a la par que entretenido por el inusual momento.

La auror, al ver aquella parte de su cuerpo libre, se la muerde de forma rápida aunque suave, tirando de ella para volver a soltarla, besándole después con cariño. Pasea las uñas por su espalda, jugueteando por encima de su camisa, cerrando los ojos mientras termina el contacto. El beso le parece intenso y penetrante, enmarcado por el pequeño desafío.

- Déjame ver esos ojos claros bajo la penumbra de la noche... -Susurra el comerciante, sonriendo con algo de maldad.

Ella obedece, sube los párpados y clava los vidriosos ojos en los ajenos al escuchar su petición, dejando que brillen al poder observarle de cerca, en silencio.

- Preciosos... -Vuelve a murmurar rompiendo el encantador silencio un instante, sin apartar la mirada, y sin ni siquiera parpadear.

- Los tuyos no son menos... -Le devuelve el piropo, completamente inmóvil. Aquella mirada tenía algo, algo que al principio le intimidaba, y que en esos momentos le atrae de una forma que no logra comprender.

- ¿Volvemos a casa? -Susurra en un tono sinuoso, sin bajar la eléctrica mirada y sin separarse un ápice de ella.

Gwendolyn asiente despacio, tomándole de nuevo de la mano con fuerza, mientras siente como un escalofrío le recorre la espalda en los últimos instantes de esa profunda mirada, más cautiva que nunca. Permite que los grandes brazos de Nefarus se anclen a su cintura y ambos echan a andar de vuelta, juntos y en silencio, a solas con sus pensamientos.

domingo, 19 de mayo de 2013

El comienzo


La bruja se lleva un trozo de pollo a la boca, fijándose en aquellas pupilas teñidas de azul e intentando traducirlas, pensando en cómo y por qué sentirá todo aquello, sin encontrar respuesta.

- ¿Te quedarás a dormir? -Pregunta Nefarus para romper el silencio, masticando mientras piensa qué más puede decir.

- Sí, a no ser que te apetezca estar solo. -Asiente despacio sin apartar la mirada, esperando que él no diga lo contrario.

- Me gusta dormir acompañado. -Realiza un movimiento contrario al de la mujer y niega con la cabeza, tomando de nuevo la copa de vino entre las manos.

- Para eso puedes buscar a cualquier otra. -Comenta, algo malhumorada. Alza una ceja al escuchar su respuesta.

- No me vale cualquier otra. Y te daría más argumentos pero no me parece apropiado tocar ciertos temas a la hora de la cena. -Responde con total naturalidad y concisión. Le dirige una mirada en silencio durante un instante y después continúa dándose a la comida tras soltar la bebida.

- He sido yo quién ha preguntado. -Comenta Gwendolyn sin más. Intenta procesar de forma rápida todo lo escuchado y calla de nuevo, dedicándose a picotear las hojas de la ensalada con el metal del tenedor.

- ¿Y la pregunta era? -El tono de el mago sigue siendo el mismo. Deja de lado la cena casi terminada y la observa con interés.

- Está claro que no se deja el deber porque sí. Y me gustaría saber por qué lo estoy dejando de lado. -No puede evitar ruborizarse ante su profunda mirada, que parece querer atravesarla.

- Nos besamos, dormimos en la misma cama, cenamos juntos, entras con total libertad en mi casa, me preocupo por ti, dejas tu caso por mí... -Realiza el recuento sin pensarlo y con una sonrisa que muestra los dientes, reclinándose en el asiento- ¿De verdad eres Ravenclaw, Gwendolyn?

- Deberías asumir que me importas lo suficiente como para haberlo hecho. -Espeta la confesión de repente, con algo de altanería.

- ¿Quién te dice que no lo haya asumido ya? -Intenta bajarle los humos y saber a dónde quiere llegar.

- Quería dejarlo claro. Porque no soy de tolerar tonterías. -Termina su plato y lo hace a un lado, imitándole. Está claro que teme que juegue con ella.

- Pues a mí no me está quedando nada claro. -Borra la sonrisa de los labios pero mantiene la expresión desenfadada y natural.

- Significa que espero algo parecido de tu parte. -Gwendolyn entrecierra los ojos, analizando sus facciones.

- Tengo que sacarte las palabras con sacacorchos. -Suspira manteniendo la paciencia- Se más concreta, por favor.

- ¿En serio tengo que decir esto? -Traga saliva y cierra los ojos, ya que nunca se le había dado bien esta parte- Te considero... alguien por quien siento y a quien quiero conocer más a fondo. O si quieres ponerle nombre, una pareja. Pero esto es algo de dos, no sólo cuento yo... -Aprieta los párpados a la espera de una respuesta.

- ¿Tengo que firmar algo o te fías de la palabra de un pocionero? -Sonríe satisfecho.

- Me fío de ti. -Suspira de alivio, abriendo los ojos de golpe después de escucharle- Es lo malo de todo esto.

jueves, 16 de mayo de 2013

La poción de la mala vida


Gwendolyn suspira al percatarse de la indicación del experto y se sube la camiseta a la altura del pecho, dejando ver en el costado las marcas del hechizo sectumsempra grabadas en la piel. 

- ¿Para qué quieres ver esto...? -Cuestiona, como si le hubiera leído la mente.

- No puedo trabajar si no sé a lo que me enfrento... -Nefarus se agacha un poco para inspeccionar las heridas de cerca.- Sube, te daré algo más fuerte que lo borrará todo. -Comenta, pensando en darle las medicinas que usó en el Castillo Amaranthus.

La muchacha compone un gesto de incredulidad ante lo que escucha, ya que no conoce nada mejor que el díctamo, pero le hace caso y asciende lentamente la escalera de madera, sintiendo el tacto de la barandilla en las yemas de los dedos. Cuando llega a la cima, le espera aún con la prenda de ropa subida.

El pocionero sube tras ella después de coger la bolsa en la que transportó el ungüento.

- ¿Aún no te sabes el camino al salón? -Pregunta sonriendo de medio lado al verla parada y de pie. Se interna y deja la bolsa sobre la mesa del salón- Voy a buscar mis gafas, vete quitando la camiseta.

- Me suele gustar más esperar al anfitrión, por educación... -Murmura ella a modo de protesta, pero haciéndole caso mientras le ve salir, quedándose en sostén y tumbándose bocabajo en el sofá. Ahoga un quejido de dolor al notar cómo las heridas se estiran por el esfuerzo.  Al menos había conseguido hacer algo con el labio antes de ir a visitarle.

- Seguro que de ésto no tenéis en el Cuartel... -El hombre vuelve con las gafas puestas y se acerca a la bolsa, de la que extrae un tarro de madera. Se arrodilla al lado de la chica y destapa la pomada de color verdoso.

- ¿Qué es? -Pregunta, al no distinguirlo ni reconocerlo cuando vuelve el rostro hacia él, vacilante. Entrecierra los ojos, no por desconfianza hacia él, sino por aprensión hacia algo nuevo.

- Un mezcla de díctamo con otras pociones curativas... Si se hace mal puede llegar a... -Para en seco al pensar en lo que está a punto de decir- Yo ya la he usado, no te preocupes. -Expande la pomada con delicadeza sobre las marcas.

- Me fío de ti... ¿Qué ocurriría si estuviese mal hecha? -Sigue preguntando por mera curiosidad, mordiéndose el labio. Le lanza una mirada de sorpresa causada por la suavidad con la que le aplica la pomada, pasando luego a cerrar los ojos casi con placer al no sentir ningún daño.


- Pues... -Continúa concentrado en no hacerle daño mientras echa la cura- Te comenzaría a quemar gradualmente a los tres minutos o así y además de una bonita quemadura de tercer grado, podrías absorverla si no la retiras rápido... Ya sabes que pasa después.

- Oh, qué bien... -Alza una ceja y habla en tono irónico, pensando en la información que le acaba de proporcionar y en la situación, separando levemente los párpados al razonar que se está dejando extender un ungüento por alguien a quien hace dos días seguía e investigaba, lo que le provoca un estremecimiento.

- Ya te digo que la he usado antes. -No interpreta el escalofrío como lo que realmente es y se levanta la camiseta por el costado izquierdo, mostrándole su cuerpo- Antes era todo quemaduras. -Le explica, levantándose y cerrando el tarro para devolverlo a la bolsa.

- Eres realmente bueno en tu trabajo. -Le mira el torso y luego a él a los ojos.

- Gracias, pero esa pomada no la he hecho yo... Fue un regalo. -El mago extiende la mano para ayudarla a levantarte y dirigirse al dormitorio a descansar.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Besos de cerveza

Creación de (@Niall_Boswell)
- No puedo decirte nada. -El pocionero mira a los ojos a la auror con una seriedad imperturbable.

Ella simplemente se muerde el carnoso labio y asiente, dejando la firmeza de lado y mostrando verdadera preocupación. A pesar de sus gestos, no comenta nada, limitándose a beber cerveza de nuevo.

Nefarus, al percatarse de su reacción, deja el botellín con cuidado a sus pies, se gira hacia ella y le arrebata el suyo. Sostiene el verde cristal en la mano y se acerca a sus labios.

Gwendolyn primeramente le mira a los ojos con un atisbo de reproche en las pupilas, pero después baja la mirada a sus labios, ruborizándose antes de rozarlos con los propios.

El receptor sonríe con algo de maldad al verla sonrojarse para luego dejar caer sus párpados y besarla con intensidad. Nota cómo es correspondido con profundidad y se inclina un poco para dejar la botella en el suelo sin cortar el beso y así tener ambas manos libres.

La bruja cierra los ojos y sube la mano derecha hasta su nuca, enredando los dedos en su cabello. Con la otra, traza caricias por el brazo ajeno, que acaba de agacharse a soltar la bebida, explorando su piel y suspirando quizá de forma demasiado audible.

- Sepas lo que sepas, deberías olvidarte... -Susurra el hombre antes de continuar. Separa un poco sus labios sin apenas abrir los ojos.

- ¿Olvidarme... de...? -Entreabre ella también los ojos, sin muchas ganas de mantener esa conversación en ese preciso momento.

- De nada... -Se inclina con cuidado sobre ella tratando de tumbarla en el sofá.

- Sabes que no puedo olvidar lo que sé. -Se deja tumbar al ver su gesto, tendiéndose completamente, bocarriba- Puedo ignorarlo, pero... no olvidarlo. -Murmura al tiempo que le revuelve cariñosamente el pelo.

- Entonces procura que tu nombre no salga a la luz para ellos. -Responde en un susurro mientras le acaricia el rostro.

- ¿Para los aeternos? No les tengo miedo si es a lo que te refieres... -Le atrae hacia sí, tirando de la corbata y notando cómo la embriaga una sensación extraña de agitación.

- Tremendo error... -Mantiene la tensión de la corbata y baja una de sus manos lentamente hasta las caderas de ella.

- ¿Acaso tú temes a los aurores...? -Se estremece al sentirle en la cintura, mordiéndole un poco la barbilla y sintiendo el roce áspero de su piel.

- No compares... -Deja salir una carcajada y le devuelve el bocado como si de un juego se tratara.

martes, 14 de mayo de 2013

Sensaciones del alma

Obra de (@Niall_Boswell)
- ¿Acaso esperabas una historia de amor? -Pregunta el pocionero al percatarse de su mirada desilusionada.

- Esperaba no tener que llegar a detenerte. Esperaba que recapacitases. Las historias de amor no son para mí. -La auror niega con calma, habiendo perdido un poco de brillo en los ojos.

- No llegarás a detenerme. -Afirma con total seguridad.- Y gracias por el beso... -Una perversa media sonrisa le surge en los labios.

 - Eso ya lo veremos... -Se le queda mirando unos instantes desde su sitio, sin decir nada más, y sin saber qué pensar de su gesto. Finalmente, le imita, sonriendo ella también de lado.

- ¿Por qué me has besado? -Él pretende atar cabos entre sus pensamientos.

- Ah, Nefarus, que creía que eso era lo único que había quedado claro de toda esta conversación. -Le mira, confusa y visiblemente avergonzada por la cuestión- Me... interesas. -Dice lo último de forma rápida, carraspeando, como si así el mal trago fuese a pasar antes.

- No comprendo por qué. -La misteriosa mujer le mantiene más intrigado de lo que se digna a aparentar.

- Si lo que esperas es que enumere tus incontables facultades... -Responde sarcástica, aunque visiblemente sorprendida- ... No pienso hacerlo.

- Aún no alcanzo a imaginar qué clase de virtudes que no sean físicas encuentra un auror en un mago tenebroso. -Escudriña sus verdes ojos.

- Eres muy astuto... -Cita una de ellas, renegando y odiándose a sí misma por admitirlo en voz alta- ... Y me intrigas.

lunes, 13 de mayo de 2013

Hielo y fuego


- ¿Y por qué tanto interés por mí? -La mirada de Nefarus es severa y algo fría, pues ha aprendido a no confiar en nadie.

- Porque prefiero hacer recapacitar que entrar en una lucha que puedo evitar. -Gwendolyn siente un escalofrío que consigue reprimir.

- ¿Por miedo a perder, quizás? -Sonríe con cierta maldad, guiando la conversación a un campo que le parece perversamente divertido.

- ¿Mierdo a perder el qué, Nefarus? -Pregunta, tranquila, aunque interiormente no lo está.

- Depende de lo que pongas en juego, Gwen. -Responde con la misma sonrisa en los labios imitando su tranquilo tono de voz.